Habitar un hogar sin poder mantenerlo a una temperatura adecuada, tener dificultades para pagar las facturas de suministros y sufrir cortes son algunos de los hechos que caracterizan una situación de pobreza energética.
La pobreza energética es la dificultad para disfrutar de los servicios energéticos necesarios para poder tener una vida digna. Según MITECO en la Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética 2019-2024, se estima que actualmente en el Estado español más de 7 millones de personas la padecen. El concepto de vulnerabilidad energética es algo más complejo que el de pobreza energética, ya que plantea una perspectiva sistémica y pone el acento en la interrelación entre la vulneración de los derechos sociales y las dificultades para acceder al suministro energético.
En las situaciones de vulnerabilidad energética, la relación entre causas y consecuencias no es lineal, sino que es un enredo de hilos entrelazados e interdependientes: la precarización de derechos sociales como el acceso a la vivienda, el trabajo y la salud está en el origen de la vulnerabilidad energética; y, al mismo tiempo, la falta de acceso a servicios energéticos básicos agrava las condiciones habitacionales, laborales y de salud de las personas.
